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‘La llamada’, escuchar el retrato

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Cultura

‘La llamada’, escuchar el retrato

El último libro de Leila Guerriero está escrito con palabras «que resuenan días después de leerlas», dice Noelia Isidoro. Narra la historia de Silvia Labayru, primero violada y torturada durante la dictadura argentina, luego ignorada por sus compañeros de militancia.

Detalle de la portada de ‘La llamada’, de Leila Guerriero. ANAGRAMA
Noelia Isidoro
05 febrero 2024 Una lectura de 4 minutos
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Leila Guerriero recoge en La llamada la vida de Silvia Labayru, militante montonera hija de militar que con 20 años fue secuestrada por los militares y trasladada a la ESMA en 1976. En junio de 1978 fue liberada y, ya exiliada, se encontró con el repudio de quienes habían sido sus compañeros de organización.

Entre las cosas que pasaron están la militancia, un embarazo con apenas 20 años y una hija que nace en la ESMA, en mitad de torturas y violaciones. Entre las cosas que pasaron está también la obligación de realizar trabajo esclavo y de presentarse ante las Madres de Plaza de Mayo como la hermana de Alfredo Astiz, el militar infiltrado en la organización en una operación que acabó con tres Madres y dos monjas francesas desaparecidas. Entre las cosas que pasaron están también las violaciones reiteradas por otro de los militares, que la saca de la ESMA y la lleva a su casa, también a hoteles, para abusar de ella junto con su mujer.

Tal vez tuvieron que pasar todas esas cosas para que pasara después el rechazo, cuando Silvia Labayru fue liberada y se exilió en España, donde la mayoría de sus conocidos y compañeros la rechazaron por considerarla una traidora. En lugar de la alegría, se encontró con las sospechas. «El lema de los organismos de derechos humanos era “Vivos los llevaron, vivos los queremos”, pero muchos salimos vivos y no nos quisieron», cuenta. Si estaba viva, si a ella no le habían robado a su bebé después del infierno de la ESMA, por algo sería. Labayru deja un infierno para volver a sobrevivir en mitad del aislamiento. Tiene parejas, hace familias que se dispersan, que se deshacen y avanzan.

Y en 2018 esta mujer que parece invencible vuelve a temblar de amor. Un amor adolescente que parecía haber terminado definitivamente con su secuestro y que vuelve años más tarde. Después de cartas no entregadas y no leídas hay un futuro que vuelve a abrirse. Y en 2021 le cuenta a Leila Guerriero todo lo pasado y las cosas que dejaron de pasar porque pasaron esas cosas. Y sale este libro que pasa de lleno a la estantería de los imprescindibles para hablar de memoria y de política. Para llenarse de rabia porque hasta 2010 nadie juzgó a los torturadores por violación, que hasta entonces no se separó como delito autónomo.

Labayru fue una de las tres mujeres que denunció entonces. Pero hubo otras. Tantas víctimas como maneras de serlo. Tantas sobrevivientes como formas de vivir después. La protagonista de La llamada se rebela a veces contra ese papel, especialmente contra la mitificación de la derrota. «El otro día leí en Facebook el relato de una sobreviviente y 70 personas le ponían: “Hasta la victoria, compañera, seguiremos en la lucha, nos destrozaron pero no nos aniquilaron, nuestros ideales siguen tal cual”. ¿Que no nos reventaron, que no nos derrotaron? Si lo que ocurrió no fue una derrota en toda regla, ya me dirás qué fue».

No se atisba la pretensión de contar su testimonio desde un enfoque de género y, sin embargo, sus palabras resuenan inevitablemente feministas. Especialmente cuando relata las violaciones, explicitando que en ningún caso podía existir consentimiento en mitad de las torturas, atravesando un secuestro. «Entonces estos excompañeritos que militan tanto en los derechos humanos prefieren que las violaciones queden impunes antes que este tema tan escabroso salga a la luz. Ellos mismos no las entienden como violaciones. Y nosotras tampoco teníamos tan claro que lo que ocurrió había sido una violación. Se empezaban a cruzar cosas: ¿hasta qué punto me he prostituido? Pero ahí dentro tú no decides nada. En un campo de concentración no hay consentimiento posible. Te dicen: “Sí, te violaron, fue forzado, pero bueno, a lo mejor te gustó”. Y si me gustó, ¿qué? ¿Es menos violación?».

Labayru cuestiona cómo se entiende a las víctimas y cómo falta la conversación pública acerca de los y las sobrevivientes más allá de los testimonios en algunos eventos. Actos en los que ella colabora a la vez que se irrita cuando escucha que las secuestradas tenían «relaciones» con los militares, como si no existiera el abuso de poder, en las visitas guiadas de la ESMA. «Qué lugar tan pequeño para un infierno tan grande», dice que pensó la primera vez que lo visitó.

Este libro discurre por caminos que van más allá de una traición y se estructura de una forma complejísima que, sin embargo, se lee como liviana, amena, fácil. Describir es pintar con palabras, pero Leila Guerriero no se queda ahí, salpica el retrato de olores, de sonidos distintos, de tonos diferentes según quién habla, mezclando la violencia con el humor, el amor con el deseo, los datos con las dudas. Escucha. Los recuerdos van y vienen, se entrecruzan con entrevistas a amistades en un viaje al pasado, al presente y también casi al futuro, con palabras que a veces se quedan haciendo eco en las páginas para volver de nuevo más adelante. Que resuenan días después de leerlas. La llamada suena como una conversación y quieres estar en ella, escuchando el retrato.


La llamada

Leila Guerriero
Anagrama, 2024

La llamada, de Leila Guerriero
Portada de ‘La llamada’, de Leila Guerriero.
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  • #libros
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Comentarios
  1. Carmen C. dice:
    06/02/2024 a las 18:56

    LAS CARTAS PERDIDAS. LA CÁRCEL Y EL EXILIO DE LAS MUJERES REPUBLICANAS.
    Escrito y dirigido por Amparo Climent.
    Tras el golpe de Estado militar contra el Gobierno de la II República en 1936, el régimen de Franco aprovechó la victoria para castigar de forma cruel a muchas mujeres a las que se les aplicó los mecanismos más extremos de violencia y de humillación en un intento de cosificarlas y deshumanizarlas, sufriendo una doble persecución: la ideológica y la de género. Este documental es un recorrido emocional basado en cartas reales interpretadas por grandes actrices, archivos inéditos, documentos y en los testimonios de las mujeres represaliadas por el régimen franquista y las da a conocer al mundo para que sus nombres no se borren de la historia.

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