Dos años y seis pactos: la propuesta con la que Feijóo confirma su debilidad

Cuatro escaños. ¿Se habrá preguntado alguna vez Feijóo si esos cuatro escaños necesarios para ser presidente del Gobierno estaban en el debate celebrado en RTVE al que no acudió? En su partido, en el PP, tenían el antecedente de Javier Arenas, que se quedó a las puertas de la Junta de Andalucía con una jugada similar en 2012. Y no es que se lo estén preguntado ahora, cuando hasta Feijóo admite que su investidura será un fracaso: hay en el PP quienes siempre han considerado que rechazar el debate con los demás candidatos fue el mayor error del dirigente gallego en una calurosa campaña donde la mentira volvió a tener un papel protagonista, y donde fió todo a un único debate con el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, en Atresmedia, lejos de la televisión pública. 

La reunión mantenida este miércoles, a petición del líder del PP, con el secretario general socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha traído a la cabeza nuevamente aquella mesa en la que ambos debatieron por primera y última vez antes del 23-J. En esa ocasión, la mayoría del espectro analítico, con más o menos vehemencia, coincidió en que Sánchez, que acudía con un halo de victoria, salió deslucido –también en el propio PSOE lo reconocieron–; y que Feijóo, al que incluso en su partido daban por vencido en esas tablas, salió con un trofeo inesperado. 

Poco más de un mes después, con un resultado electoral que casi ninguna encuesta pronosticó, ha sido Feijóo, en esta segunda parte, el que ha tenido que entrar con un plan inesperado –una legislatura de dos años– y ha sido Sánchez el que ha entrado y ha salido de la reunión, de menos de una hora, con la sartén por el mango. No solamente ha dejado claro al líder del PP que no cuenten con los socialistas para que gobierne, sino que ha puesto el foco en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un tema del que Feijóo, que puede que esté pensando más en la suya, no quiere ni oír hablar, al menos, en los términos propuestos por Sánchez: un desbloqueo antes de diciembre sea quien sea el presidente.

«De derogar el sanchismo a rogar al sanchismo«

El candidato del PP, por su parte, que ha comparecido con talante serio ante los medios tras la primera reunión en su ronda de contactos para la investidura, ha dedicado los primeros diez minutos a analizar los resultados electorales en su enésimo recordatorio de que su gobierno con las “fuerzas constitucionalistas” es el mejor para la “igualdad” de los españoles y que dejar el país en manos de los independentistas es lo peor para esa «igualdad».

Tras ello, tras parafrasear la “costumbre democrática” con la que el Rey lo propuso como candidato a la investidura, tras repetir el mantra que su partido no cumple en otros ejecutivos sobre el gobierno de la lista más votada, tras no decir mucho más de lo que ya ha dicho, ha resumido brevemente su última propuesta: una legislatura de dos años en la que se cumplan seis pactos de Estado: regeneración democrática –donde incluye la «independencia» de los órganos de gobierno judiciales–, estado de bienestar, saneamiento económico, familias, agua y territorial. Más allá del contenido en sí mismo, lo que evidencia la propuesta es, en el plano corto, el reconocimiento pleno de su dificultad para alcanzar los cuatro escaños que necesita para gobernar España.

«Hemos pasado de querer derogar el sanchismo a rogar al sanchismo«, ha ironizado la portavoz del PSOE y ministra de Educación en funciones, Pilar Alegría, en su comparencia ante los medios. «Vamos a una investidura fallida. Con esta propuesta, el señor no está pensando en este país, sino en cómo salvar su pellejo”, ha concluido. Queda todavía casi un mes para ello.