Primera conclusión del 28-A: éxito de participación

Es la primera gran conclusión del 28-A: una movilización sin precedentes. La gran duda ahora es: ¿a quién beneficiará? La participación en las elecciones generales, hasta las 18.00 horas, ha alcanzado el 60,7%, es decir, 9,5 puntos más que en 2016.

En Andalucía, donde Vox irrumpió por primera vez en España en las instituciones, la participación se sitúa en el 57,25%, lo que supone un aumento de 10,78 puntos respecto al 46,47% registrado a la misma hora en las elecciones autonómicas del pasado 2 de diciembre. La Comunidad de Madrid era la que más había votado hasta esa hora, con un 65,10%, 11 puntos más. Y en Cataluña, con un 64,2%, es donde más ha aumentado la participación: 17,8 puntos más que en las generales de 2016.

Un repaso histórico

Con las generales de 1993 se inauguró un ciclo de aumento de la participación en España que afectó a todas las elecciones y que llegó hasta el año 1996. De 1996 a 2000, la abstención volvió a crecer (salvo en las elecciones europeas, debido a que se convocaron junto a municipales y autonómicas).

La etapa 2003-2004, esto es, los últimos años de esa primera etapa de gobierno del PP, volvió a caracterizarse por el aumento de la participación. Inmediatamente después del cambio de gobierno de 2004, con la llegada de Zapatero, se inició un nuevo ciclo de continuo aumento de la abstención que comenzó con las europeas de junio de 2004 y se ha prolongado hasta las generales de junio de 2016, con dos leves excepciones, las de 2015 y las municipales de 2011, comicios en los que el nivel de participación se recuperó levemente respecto a la convocatoria anterior, pero sin dejar de ser notablemente bajo.

En la elección siguiente volvió a descender, lo que confirmaba, hasta ahora, que estábamos atravesando la más larga etapa de desmovilización electoral de la democracia española.